• Editorial Salto de Página
  • 160 páginas
  • ISBN: 978-84-15065-44-9

Uno espera que los niños regresen a casa cuando todavía hay luz. Que los cuchillos estén lejos de su alcance. Que los muertos no se levanten de sus tumbas o, al menos, que si lo hacen se comporten con educación y no interrumpan nuestra cena. Que los vivos conserven el sentido del humor. Que no existan encapuchados tras las cortinas. Que esa mancha roja del sofá no sea lo que parece y que eso que hemos golpeado con el pie no sea un hueso.

Uno espera estas cosas, en fin, como quien espera de un libro cierta tranquilidad, un plácido entretenimiento y, al cabo de la lectura, algún que otro final feliz.

Pero también es cierto que lo que uno espera no siempre es lo que desea.

Todo irá bien propone un chapuzón al abismo que hay en nuestro interior: una mirada al fondo de nuestras creencias y a los límites morales de nuestros actos, a nuestros lazos de sangre y a los paisajes carbonizados de la infancia. Por supuesto, como decía un viejo filósofo, todos esos abismos antes o después, nos devuelven la mirada.


Bajo estos escritos se esconden acuciantes signos de interrogación: ¿qué es querer?,¿son el amor y la familia los espacios privilegiados del horror?, ¿es solo allí donde las cosas familiares se vuelven extrañas dejando que saque la cabecita, entre dos tablones separados del parqué, el gusano de lo siniestro, de lo que no debería ser visto ni nombrado? […] La depravación no proviene de los extraños, sino de esos alienígenas que habitan nuestra casa y son sangre de nuestra sangre: padres, madres, hijos.

Marta Sanz, El Confidencial